En la historia han existido familias empresarias que lograron no sólo crear emporios mercantes, sino sobrevivir por más de tres generaciones, marcando el rumbo político y económico de sus países. Esta semana, me enfocaré en los Fugger.
Los Fugger
También conocidos como Los Fúcar, o Fúcares, los Fugger fueron una familia de alemanes que comenzó en el siglo XIV, con un pequeño negocio familiar dedicado a los textiles. Esta familia logró expandirse gracias a la capacidad de sus dirigentes para analizar el comercio y emprender negocios. Jacobo I El Viejo, el fundador de esta empresa familiar, internacionalizó la compañía a partir de su conocimiento de la sociedad en la que estaba inmerso y fomentó la diversificación: invirtió en metalurgia, minería, piedras preciosas, actividades inmobiliarias y comercios vinculados con materias primas. Además, fue prestamista de la población alemana.
A su muerte le sucedió Jacobo Fugger II, El Rico, quien llevó a la familia a su máximo esplendor como comerciantes, pues estableció relaciones con Carlos I de España y V de Alemania, tras haber invertido cantidades inmensas de dinero en la campaña para que éste fuese elegido como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Con esto, consiguió grandes propiedades y maestrazgos en España. A partir de ello fue que explotó minas de oro y plata, y fueron precisamente los Fugger quienes acuñaron la moneda española de aquellos tiempos. Adicionalmente, los Fugger tuvieron acceso al dinero que provenía de América, gracias a las relaciones que lograron establecer con dicho continente y a los intereses de los préstamos que le éstos le hacían a la Corona española.
Pero no únicamente fueron los logros de Jacobo II y de su familia, como negociantes, los que les dieron gran fama y poder en Europa durante el siglo XVI, sino que también fue su inversión en actividades culturales y de filantropía lo que demostró el impacto de su figura en aquella sociedad. De hecho, se les reconoce la creación de asilos para necesitados y el proyecto Fuggerei, que consistió en la construcción de vivienda para los pobres. Además, Jacobo II financió proyectos como la Basílica de San Pedro, que se encuentra en el Vaticano.
Finalmente, fue Antón Fugger, sucesor de Jacobo II, quien se convirtió en el hombre más rico del mundo, hasta que en 1557 la bancarrota alcanzó a su familia, como consecuencia de la caída de la Corona española. Fue entonces que sus descendientes dejaron de lado el comercio y se dedicaron a explotar los latifundios que poseían. Lamentablemente, el hijo mayor de Antón, y uno de sus sobrinos, fueron a quienes se les cedió la responsabilidad de darle continuidad al patrimonio, pero su incapacidad para gestionarlo convirtió a Antón en el último Fugger del emporio familiar. Fue así como luego de tres siglos de crecimiento y consolidación, el imperio de los Fugger desapareció en el siglo XVII.
¿Qué lecciones nos dejan Los Fugger?
1. Aprender a diversificar nuestro negocio.
2. Fomentar la internacionalización, independientemente del tamaño de nuestro negocio.
3. Establecer relaciones políticas y económicas con distintas identidades; y reconocer la manera de intercambiar beneficios.
4. Hacer aportes sociales, a través del mecenazgo y la filantropía.
5. Generar estrategias que prevean el futuro.
6. Planear la sucesión, saber escoger a quiénes serán dirigentes del negocio, (sean o no familiares) y hacer esto en función de sus capacidades personales y su visión.
7. Formar a los miembros de la Siguiente Generación en la Excelencia, la Laboriosidad, la Iniciativa, la Sencillez y la Austeridad.
No importa si nuestra empresa familiar es pequeña, mediana o grande, su supervivencia y prosperidad dependen de nuestras decisiones… ¡Aprendamos y emprendamos con inteligencia! ¿Conoces la historia de alguna otra familia empresaria que haya pasado por algo similar?
*En las entradas siguientes platicaré sobre otras dos familias empresarias que lograron sobrevivir durante siglos: Los Medici y Kongo Gumi… ¡Sígueme!*
Dra. Rosa Nelly Trevinyo-Rodríguez
R.N. Trevinyo-Rodriguez & Asociados 