Empresa Familiar: ¿Contratar o NO a un miembro de la familia?

 

En las distintas conferencias y seminarios que imparto en Latinoamérica, siempre hay, invariablemente, alguien que me cuestiona insistentemente sobre si debe o no contratar a un familiar para que colabore en su empresa. Por ejemplo, “tal o cual yerno, hermano, hijo, nuera o tío”. Mi respuesta generalmente los enfrenta con una realidad que potencialmente no han evaluado, o incluso, admitido:

“La pregunta que yo me haría es si ese familiar al que quiero contratar aportará valor a mi empresa y ayudará a que ésta crezca y trascienda a través de las generaciones. ¿Por qué lo quiero contratar? ¿Está preparad@? ¿Tiene disciplina y potencial? ¿Puede con el puesto? ¿Que hará para mejorar nuestra productividad? ¿Sabe cuáles son las reglas del juego? ¿Cumplirá con los estándares?¿Velará por mi patrimonio y el de mi familia?…”.

En nuestra cultura, muchos empresarios familiares suelen contratar a miembros de la familia sólo por el hecho “de ser familia” o por intentar “echarle una mano”. Piensan: “es que hay que ayudarlo”; “hay que darle la oportunidad de que empiece”; “no tiene trabajo, así que, de que no haga nada a que me ayude, mejor que me ayude”, etc. Todo esto puede, sin duda alguna, funcionar en una primera generación, ya que se necesitan manos y más manos; no obstante, ¿se ha puesto Usted a pensar en el futuro?… ¿Qué pasaría si una vez estructurado el negocio y contando con personal calificado, un miembro de la familia “no da el kilo” (es decir, resulta que la preparación profesional que tiene es escasa o está más bien enfocada a otros asuntos)? Cuando eso sucede, la decisión de incorporarlos a nuestro negocio puede costarnos tanto la empresa familiar como nuestras relaciones familiares a largo plazo, ¡IMPLICA CONFLICTO SEGURO! 

Por ello, debemos tomarnos el tiempo para evaluar si realmente la personalidad y las competencias del familiar que estamos pensando incluir en nuestro negocio están alineadas con el puesto vacante que existe en la organización; si es que aquel le dará un valor agregado a la empresa; y si éste se sentirá a gusto dentro de ella (interés/pasión por lo que hace). Teniendo todo eso en claro, podremos decidir con más confianza, con mejores argumentos y con una visión de futuro que promueva la armonía familiar y la rentabilidad de la empresa.

Lo anterior es importante pues, debido al rápido crecimiento y a la progresiva sofisticación que están viviendo los mercados a nivel global, la competencia se ha multiplicado. Ello significa que, para sobrevivir, las empresas familiares requieren un incremento en su competitividad y en su profesionalización. Si proyectamos a largo plazo, digamos al 2050, en Latinoamérica existirá un exceso de demanda por personal calificado. En consecuencia, la competencia por el talento aumentará, haciendo que éste se vuelva cada vez más global y móvil; generando en los negocios familiares grandes desafíos en cuanto a su atracción y a su retención. En consecuencia, debemos encargarnos desde HOY de que nuestros colaboradores estén a la altura de los requisitos que nos llevarán a poder competir en un entorno internacional. Esto implicará estrategias de reclutamiento que permitan involucrar tanto a miembros familiares como a no-familiares; a talentos locales como globales.

Cuando contamos con colaboradores con conocimientos especializados, aumentamos la productividad y la diversificación de nuestras actividades, ayudamos a quienes se han esforzado por cumplir con un perfil profesional eficiente, y permitimos que los miembros de nuestra familia se dediquen a lo que realmente les apasiona; si es que ello no involucra actividades dentro de nuestro negocio.

El mundo cambia y debemos adaptarnos a sus dinámicas. Hay que ayudar a nuestra familia a conocer y querer nuestro negocio. Si éste les interesa, se esforzarán realmente por él; por hacerse de un perfil profesional que contribuya a impulsar su crecimiento. En cambio, si sus intereses son otros, será mejor que tomen su propio camino, y de darse el caso, sean accionistas responsables, activos y serenos: Es decir, ¡que conozcan, aporten y No-Estorben!

Dra. Rosa Nelly Trevinyo-Rodríguez

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